¡Ah!
La alegre mañana de hoy, los rayos del sol me dan en la cara. Mi
cama está justo frente a la ventana. Me desperezo como siempre
estiro mis brazos hacia arriba y hago un pequeño gemidito. Como un
gato, como dice mi padre. Me asomo por la ventana y el bosque sigue
siendo de un verde brillante, las hojas de los árboles bailan con el
viento. Mi madre está colgando la ropa. Sus cabellos castaños
dorados relucen bajo el ardiente sol.
Mi
madre, Gabriel, no es como todas las madres. Ella es un ángel, y no
cualquiera, sino el arcángel San Gabriel. Sí, ya sé, parece un
cuento pero es cierto, sus alas resplandecen con fuerza en su
espalda. Es tan hermosa.
Bajo
rápidamente las escaleras, aún despeinada y con el pijama puesto.
Miro desde la puerta a mi madre aún agachada cogiendo uno de sus
vestidos favoritos.
Le
sonrío abiertamente, sus ojos son tan serenos. Me acerco a ella y me
besa la frente muy tiernamente.
-Tiende
lo que queda, voy a hacerte el desayuno. - Se aleja de
forma grácil.
Es
tan perfecta. Me encanta tener una madre ángel, es tan generosa y
amable. Desde que recuerdo me ha contado una historia que habla de
ángeles, demonios y humanos. De la extinción de los humanos y de la
chica que los salvó del exterminio. No
sé porque razón mi madre nunca me ha dicho el nombre de la chica,
quizá sea que no lo sepa. Dice que algún día conoceré la historia
completa, aunque no sé qué más podría haber.
Termino
de tender y me dirijo a la cocina. Ya tengo mi plato preparado con mi
tostada de mermelada de melocotón. Me acerco a la mesa y para mi
sorpresa la tostada no es de mermelada sino de jamón serrano. El
sabor del jamón serrano me daba una nostalgia que no llegaba a
comprender. Sentía estar en una pequeña casa acogedora, con un sofá
y dos personas más.
Aunque
eran fugaces imágenes, yo sentía que eran importantes.
Le
pegué un pequeño mordisco a la tostada y un largo buche a la leche.
Mi padre aparece por la puerta del jardín.
Mi
padre se llama Astaroth, es alto
y tiene una larga cabellera azabache. Sus ojos son rojos aunque
esconden un brillo verdoso. Él es un demonio muy importante, veo sus
alas negras que se alzan a su espalda con poderío. Aunque es un
demonio, es bueno y ama a mi madre con toda
su alma, si es que tiene… no estoy segura.
Yo le adoro y me encanta estar a su lado, me hace sentir segura.
-
Hola Cat – Me dice despeinándome aún más. - ¿Qué tal has
dormido? ¿Has vuelto a tener pesadillas?.
-
No lo sé, esta noche no sé con que he soñado. - Sí, últimamente
tenía sueños un tanto raros, no se si eran pesadillas. Me
encontraba en un parque, había una gran columna con un ángel dorado
en su cumbre. Tenía la sensación de haberlo visto antes. A lo lejos
se veían dos figuras bailando con espadas, o al menos, eso me
parecía a mi.
No
sé porque a veces lo notaba como un recuerdo familiar y me sentía
contenta de estar ahí, contemplándola. Ya sé que mi padre sabe más
de lo que me dice, creo que incluso conoce su significado aunque no
quiere contármelo. Es extraño.
Esa
mañana era muy especial, solo faltaba un día para mi decimosexto
cumpleaños. Sentía como si algo peligroso fuera a pasar y aunque
eso lo llevaba sintiendo desde hace tiempo, cada vez notaba el
ambiente más cargado de preocupación.
-Cat...-
Mi padre me saca de mis pensamientos.- ¿Estas preparada ya para tu
clase de hoy?
-Eeeh...Sí.-Digo
pegando un mordisco a la tostada. Trago el bocado.-¿Qué me vas a
enseñar hoy?
Desde
que recuerdo mi padre me daba clases en casa. Sé que la gente suele
ir a grandes edificios llamados colegios, pero nunca me ha hecho
mucha ilusión la idea. Mi padre es muy sabio y me encanta lo que me
enseña. No necesito saber nada más salvo lo que el cree que debo
saber.
-Hoy
te explicaré cosas sobre la reencarnación.-Me mira esperando mi
reacción.
.¿Reencarnación?.-
Cómo me podía hablar de algo tan estúpido. Mi padre es el mejor
para mi y ahora me salta con la reencarnación.-Pero papá, de dónde
sacas eso. Es una forma de pensar en no acabar, es algo muy humano.
¿Por qué me vas a enseñar eso?
-Es
algo que entenderás cuando te lo explique. -Sonríe torcidamente.
Como es habitual, me sonrojo, esa sonrisa me recordaba a algo que no
lograba entender.
Cuando
termino de desayunar, friego los platos y subo a cambiarme de ropa,
me peino y bajo a mis clases. Mi padre está sentado en su sillón
con un bonito y antiguo libro con la portada azul.
-Ya
estoy preparada.- Cojo mi librito y mi bolígrafo favorito. Me siento
en un lado del sofá y contemplo la postura de mi padre. Está tenso
y mueve el pie izquierdo lentamente. ``Creo que hoy me espera una
larga mañana.´´ Mi padre levanta la vista e hinca sus ojos en
los míos. Estaba temblando. Parecía muy preocupado y tenso.``Al
fin me contara lo que sabe, o por lo menos, parte.´´ Sonrío
para mis adentros.
-Estate
muy atenta.- Me dice con voz firme. -Esto es importante y sobretodo
para ti. Las reencarnaciones para los humanos es un rito que se basa
en la creencia de que tras morir, el espíritu regresa a terminar
algo que ellos no han podido o que no aceptan que han perdido;
venganza, amor, legados, batallas... Las reencarnaciones en realidad
no solo suceden en contadas personas. Ya sean humanos o animales.
Todos se reencarnan de alguna manera. Unos son más completos, otros
tan solo reencarnan una pequeña parte. Algunos pueden comunicarse
con sus vidas anteriores y deben comunicarse. -Hace una pausa para
enfatizar esa parte.- Sin embargo, hay muchas almas que se cruzan,
una sola persona no tiene solo un alma, tiene dos, la reencarnada y
la suya propia.
>
Nosotros los demonios y los ángeles al ser ``inmortales´´, por así
decirlo, solo tenemos un alma. Cuando morimos, otro ángel o demonio
nace, pero al contrario que vosotros, los humanos, ellos somos
nosotros. Nuestra alma completa se reencarna en ellos.
Me
quedo sumida en sus palabras, meditando cada palabra que dice.
Debería de tomar nota, pero necesito atender y entender con los
cincos sentidos a mi padre. Muchas preguntas se amontonan en mi
cabeza, pero mi padre sigue hablando así que las dejo a un lado y
continuo escuchando.
-Lo
que intento explicarte es que todos los seres humanos son en parte
reencarnaciones. Tú también, e incluso más que ellos. Al ser hija
directamente de un ángel y un demonio tienes tus dos almas
fusionadas en una. Por eso, mi querida Cat, tu tienes algo que hacer
por tu alma.-Se queda callado mirándome fijamente a los ojos.
-¿Y
qué es lo que tengo que hacer?.-Digo sorprendida. De todas las
preguntas que tengo tan solo puedo formular esa.
-Tus
sueños...-suspira, y yo repito el gesto.-Te están diciendo lo que
debes hacer o recordar. Dentro de poco sabrás a que se refieren y
entonces tu madre y yo te dejaremos ir a buscar lo que necesites.
-No
lo entiendo.- digo cortándolo rápidamente.-¿Tú sabes que es lo
que tengo que buscar?
Él
asiente y yo me pregunto ``Si lo sabe, ¿a qué
espera para decírmelo?´´ Era absurdo. Me siento cohibida y
casi sin aliento. ¿Qué se supone que debía buscar?
-Ya
lo entenderás. Si ese es tu deber, claro, las cosas te serán
mostradas en su momento.-Me acaricia el pelo con suavidad.-Ya eres
toda una mujer.
Sonríe
y me besa la frente. Se levanta y se marcha de la habitación,
dejándome sola y aturdida.
Todavía tengo la cabeza hecha una bola de preguntas que luchaban
por salir. Pero la que más destacaba era: ¿qué tendría que
buscar?.